EN LLAMAS... El fuego de la traición
La historia comienza así…
Mariela y Fernando llevaban cinco años de casados y para celebrar su aniversario habían planeado hacer un viaje a un lugar alejado de la ciudad. Ambos, amantes de la naturaleza, acordaron pasarlo solos, sin más que con la compañía de la gente encargada de la finca que habían alquilado con anterioridad. Lejos estaba Mariela de saber lo que Fernando le tenía reservado…
Sin duda el destino EN LLAMAS está a punto de arder en EL FUEGO DE LA TRACCIÓN.
¿Quieres saber más de esta historia? Continúa leyendo que TE VOY A CONTAR UN RELATO que te adentrará en el lado más oscuro del corazón donde las almas se pierden en la oscuridad.

Un día antes del viaje
Fernando llega a casa con un hermoso ramo de rosas y una botella de vino.
Mariela quien ya había preparado la cena y tenía puesta la mesa, le recibe con un beso.
—Hola mi amor ¿cómo te fue hoy?
— Bien. Mmm… qué aroma tan delicioso ― dice Fernando ― , tengo mucha hambre.
-¿Si? —dice Mariela—, ven a la mesa.
Qué rosas tan bellas —comenta mientras las coloca en el florero—, gracias amor y vuelve a preguntarle: —Cuéntame qué tal tu día?
Y él responde:
—Todo tranquilo, sin novedad, no he dejado nada pendiente, por lo cual podemos marcharnos como lo hemos planeado.
La rodea por la cintura, le besa el cuello… vamos cielo que el postre viene después, cenemos primero…le dice Mariela con picardía en su voz y la mirada.
Fernando le susurra al oído, te amo… Y se disponen a cenar.
Mariela levanta su copa y dice:
—Hoy hace cinco años desde que nos casamos, brindando por cada momento que he vivido a tu lado.
—Por ti, Mariela —dice Fernando—, que eres y serás siempre la mujer de mi vida y por todos esos años que nos faltan por vivir.
Nuevamente la besa dando paso a una noche de pasión y frenesí.
Aquella noche parecía la noche perfecta, Mariela que lo amaba como el primer día, no imaginaba que aquel hombre tan ideal ante sus ojos, le tenía preparado algo muy siniestro, algo que dejaría sin hablar a cualquiera que los conociera, porque eran la pareja perfecta. . . … Nadie imaginaría lo que estaba por suceder.
Al día siguiente, Fernando, se levantó muy temprano; ya había subido todo al auto porque tenía prisa por hacer ese viaje.
Mariela que también ya estaba lista, y sin saber lo que el destino le tenía deparado, se sintió feliz muy emocionada.
Cinco años de matrimonio, una vida económicamente sólida, pues había llegado el momento de contarle a Fernando que pronto sería padre. Él ni siquiera lo imaginaba, por ello pensó que Mariela estaba incapacitada para darle un hijo.
Una semana antes, ella se hizo las pruebas y su médico le confirmó que estaba embarazada, motivo para ser feliz, y le daría la noticia a Fernando en la finca.
Horas más tarde…
Fernando le dice a Mariela bienvenida al paraíso terrenal… de pronto, sale el encargado de mantenimiento del lugar, se pone a sus órdenes y se lleva el equipaje.
—¡Qué hermoso lugar, amor! Serán unos días maravillosos los que pasaremos aquí —dice Mariela.
Y Fernando responde:
—Mañana te llevaré al río, tiene unas caídas de agua que te gustara ver, nos bañaremos en él... sus aguas son termales y muy cálidas.
—Me encantan las aguas termales, nada como un baño en la naturaleza. —Sonrio.
Mientras se adentraron en la casona, donde ya tenían lista su habitación, a la que fueron directamente.
Sin cenar, habían decidido mejor ir a la cama, pues el viaje fue largo y muchas horas de camino y ambos deseaban descansar, así que se dieron un baño y después, en cuestión de minutos, ya estaban dormidos. El cansancio los había vencido y dormían como un par de niños.
Al día siguiente tal como se lo había prometido Fernando la llevó al río, donde pasó un buen rato nadando y disfrutando de aquel lugar.
Así fueron pasados los días, entre paseos y veladas románticas. Era un sueño para Mariela. Se sentía aún más enamorada de Fernando, quien, por cierto, solía perderse por un rato, lo que también inquietaba a
Mariela. Él no sabía que ella había notado que después de la hora de la siesta, salía de la habitación. Al principio no le dio importancia, pero al ver que esto pasaba a diario llamó su atención.
Estaba dispuesta a preguntárselo directamente.
Lejos estaba de imaginar que Fernando la engañaba, y que aprovechaba el tiempo en que ella dormía la siesta para verso con Lucía, una de sus compañeras de la oficina con quien llevaba ya un año de relación. Aquella mujer era realmente ambiciosa y no veía la hora de que Fernando dejara a Mariela para vivir con ella. Era tan ambiciosa que la quería muerta. Así Fernando sería viudo y cobraría los seguros de vida y poco más, ya que tenían muchos bienes que la pareja había acumulado en sus años de matrimonio. No iba a conformarse con poco, por lo que animó a Fernando a llevar tan siniestro plan.
Tenían todo planeado esas vacaciones, en esa finca tan alejada de la ciudad y con tan solo dos personas a cargo, les venían bien para sus malas intenciones, no se irían del lugar sin llevarlos a término.
Cada tarde se veían no solo para dar rienda suelta a sus deseos carnales, también lo hacían para repasar los pasos que darían fin a la vida de Mariela… mismo que según sus planos figuraría como un accidente.
Al día siguiente, Mariela, quien ya había anotado las salidas de Fernando, decidió no decirle nada. Le haría creer que no lo notaba. Esperaría el momento para seguirle, aún creía en él y se decía para sí misma: «Seguro no es nada, quizás quiera darme una sorpresa», pero la idea le inquietaba, así que espero para salir de dudas.
Y tal cómo lo imagino llegó la hora de la siesta y Fernando al cabo de varios minutos se levantó de la cama, salió de la habitación en silencio intentando no despertarla.
Ni siquiera notó que ella no estaba dormida, tanta era su prisa por encontrarse con Lucía; esa mujer lo tenía locamente enamorado, al punto de realizar el más bajo de los crímenes… un asesinato.
Mariela le había seguido, no podía imaginarse que hacía Fernando en aquella cabaña un poco alejada de la casona y porque salía casi a escondidas; sin decirle nada estaba a un paso de averiguarlo.
Se acercó al lugar, se escuchaban murmullos, no lograba distinguir las voces, la puerta principal no estaba asegurada y entró sin hacer mucho ruido, vio ropa de mujer tirada por todo el suelo; Aquello le dio un vuelco en el corazón de tan solo imaginarse que Fernando la estuviese traicionado, sintió un mareo, como todo le daba vueltas y apenas logró contenerse.
Respiro profundo, Mariela sintió que el piso se movía a sus pies, una vez más tranquila, se dirigió hacia la habitación, estaba tan asustada de confirmar que él la estuviese engañando que se negaba a creer.
Al abrir aquella otra puerta sus dudas se disiparon, ahí estaba.
El hombre casi perfecto, con el que ella se había casado, con el que estaba pasando un feliz aniversario, al que le daría muy pronto un hijo.
—¡Nooooooo ! —gritó— ¡Noooooo!
¡¿Porquéeeeeee, dime, porqueeeee?! —gritaba bañada en llanto.
Fernando se levantó a toda prisa, intentó abrazarla y darle algún tipo de excusa, pero Mariela ya no quiso escucharle, le dijo con cierta firmeza:
—Te espero en la ciudad, nos veremos en los juzgados —apenas podía articular aquellas palabras que sentía tanto dolor que se había olvidado por completo de Lucía.
Solo podía verle a él, su traición y el dolor que le estaba causando.
De pronto Lucía, grita:
—Detenla, detenla Fernando, ella no puede marcharse, ahora no.
Fernando no hizo otra cosa que obedecer a aquella mujer, quien lo tenía completamente en sus manos. Esa mujer lo hacía enloquecer, le daba un placer que la misma Mariela nunca logró, a pesar de estar casados tantos años.
—Amarrarla bien, —siguió gritando Lucía, quien decidió que había llegado el momento de llevar a cabo su plan.
Fernando no permitió que Mariela se marchara, la ató de pies y manos tal como Lucía se lo estaba ordenando. La amordazaron, tenían planeado incendiar la cabaña y dejar a Mariela ahí, pero antes tenían que matarla para después hacer creer que fue accidental. Rociaron todo su cuerpo con gasolina, ante los ojos llenos de terror y los gritos ahogados de Mariela, quien no podía creer lo que estaba pasando.
Fernando la prendió fuego en medio de aquella sala, donde la habían sujetado con una cuerda a las vigas del techo, sujeta a su cintura dejando sus pies y manos ya libres para evitar rastros de cuerda en ellos. Fue horrible la escena, la pobre Mariela gritaba atragantada por la cinta que sellaba sus labios. Aun así, se podía escuchar sus gritos. Su cara aterrada y bañada en llanto y su mirada fija en Fernando como intentando decirle algo.
Aquel par de malditos habían cometido el más cruel de los crímenes.
Lo que no se esperaba Fernando, después de cometer tan cruel asesinato, es que no había terminado solo con la vida de Mariela.
Al llegar a su cuarto para seguir su plan, como si nada hubiera pasado, vio una carta en la mesita de noche y descubrió que provenía de Mariela.

Esa carta decía…
«Hola mi amor hasta hace unas horas era yo la mujer más feliz del mundo porque tenía a mi lado al hombre más maravilloso con el que vivido los mejores años de mi vida, al que tenía que darle la noticia de que en unos meses seríamos padres ; Tengo ya un par de semanas de embarazo.
Si estás leyendo esto es porque todo ha salido mal y yo me he marchado para siempre de tu lado al comprobar que todo fue una farsa y que me has engañado.
Hoy no solo me pierdes a mí, pierdes a nuestro hijo, tu hijo que está creciendo dentro de mi vientre.»
Aquel hombre no daba crédito a lo que había hecho, había matado a sangre de su sangre, lo que por años soñó tener, lo perdido por su avaricia.
Por el amor a Lucía, perdió a una gran mujer, a su futuro hijo. Estaba tan devastado que no podía cargar con la culpa, con la muerte de su hijo, con aquel crimen horrible que había cometido.
Al día siguiente él mismo llamó a las autoridades y se entregó contándoles todos los hechos.
Dice la gente del pueblo, que en aquel lugar aún se escuchan los gritos y lamentos de Mariela.
Que Lucía está en un psiquiátrico, porque jura que Mariela está viva y que la ve en llamas y que intenta llevársela.
¿Y tú que me lees hasta dónde eres capaz de llegar por amor y avaricia?
Piénsalo bien, no sea que termine como Lucía y Fernando, atrapados en llamas, consumidos en el fuego de la traición.
By Lunna Gris.
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